sala de espera…pediatrica

Buenos días, buenos post, en la última entrega de este blog, os hable de las salas de espera, ese lugar tenebroso, donde el espacio tiempo se diluye, y se transforma, donde los segundos parecen minutos y los minutos horas, pero vaya, en general siempre son bastante aburridas, con una excepción, solo una excepción, y cuál es esa, pues bien fácil la sala de espera de una consulta de pediatría.

Bien como sabéis yo tengo una niña pequeña, de menos de 2 años, y periódicamente hemos de llevarla a hacer las pertinentes revisiones periódicas, evidentemente cuando llegas a la consulta, está lleno de esas personitas pequeñas,

que solo tienen una obsesión, bueno, dos obsesiones, la primera es jugar, jugar y jugar, tirarse por los suelos, correr saltar y no parar quietos, y la segunda, chillar y hacer ruido, cuanto más mejor, los padres por su parte, intentamos calmar a nuestros vástagos, jugando con ellos, llevándoles juguetes para entretenerlos, etc. , etc., un servidor, no es ni será, la primera vez que acabo tirado en los suelos de la consulta del médico, jugando con mi hija, y con el resto de críos del lugar, que  a la que ven un adulto comportarse como ellos, lo aceptan y se ponen a jugar con él, como si lo conocieran de toda la vida, el problema es que en este caso es un crio de más de 100 kg y de 192 cm de alto, corpulento y grandote, quizás por ello les hace más gracia jugar conmigo.

Pese a mi tendencia a jugar con ellos, hay veces en que eso no es posible, recuerdo una vez, que con Carla fuimos al pediatra, ella era pequeña, pequeña, empezaba a andar, mas como un tentetieso que segura, pero vaya, ya quería irse a dar vueltas, y en caso de cansarse se ponía en modo soldado e iba reptando arriba y abajo, abajo y arriba, yo que no la quería por los suelos intentaba jugar con ella, pero se cansaba y cabreaba rápido, más aun cuando los 4 o 5 críos que también estaban por ahí, hacían lo mismo, total, que entre gritos de la mía, mas los de los acompañantes, parecía aquello una olla de grillos, y entonces se me ilumino el cerebro, tuve la gran idea, si, saque mi IPHONE, busque la app del ipod que lleva incorporada, y puse música, pero no cualquier música, puse una canción en concreto, que a Carla simplemente le chifla, Beethoven, Bach, Mozart, quizás Verdi, alguna otra pieza de música clásica…pues no, a Carla le encanta oír una canción, una canción de Deep Fear, en concreto esta canción de Deep Fear:

Side kick

Cuando saque el móvil, y puse la música, los demás padres, primero me miraron raro, algunos hasta mal, empezó a sonar y alguno ya ponía cara de …joder encima este pavo nos pone música rara, pero a los 5 segundos, Carla dejo de chillar, y empezó a mover su cuerpecito al ritmo de la música, 5 segundos después los 5 niños que chillaban, se pararon, dejaron de correr, se fueron hacia sus padres, y calmados se sentaron con ellos, y…impresionante, también empezaron a mover sus bodys al son de la música, no había nada que antes hubiéramos podido hacer ningún padre para que estuvieran quietos, y el solo hecho de oír música, los dejo quietos, sin duda lo de que la música amansa las fieras es cierto, justo acabo la canción, ya nos toco entrar, y cuando lo hicimos los críos aun estaban quietos, y los padres, con media sonrisa de tranquilidad…pero cuando vieron que me levantaba y entraba..y que por tanto se quedaban sin música, la cara les cambio, y los críos, empezaron otra vez a moverse, jugar y gritar…

Alguno de los padres, ya buscaba su móvil cuando me levantaba…pero creo que no encontraron la canción adecuada, al salir, la tercera guerra mundial estaba  en la salita de espera del CAP ( Centre D’Atencio Primaria)