Buenos días, buenos post, un día mas y un post mas, hoy es viernes…y 13..segun el anecdotario anglosajón, día de la mala suerte con avaricia, aparte es famoso también, por una serie de películas de terror, y sobretodo un conocido virus informático, que te jodia el ordenador bien jodido.
Ayer día 12 de abril, como ya os comente fue una fecha especial, y me he dado cuenta, recuperando efemérides, de que es aun mas especial, aparte del cumpleaños de Carla, también lo es de mi cuñado, y de algún amigo, pero hay una efeméride, importante también, que a mí me hizo en su momento saltar de donde estaba sentado.
Os preguntareis que paso, para que saltara de emoción y alegría, bien, poneos en situación, en mi antigua casa en la Av. Virgen de Montserrat, en Barcelona, allí nos reunimos un grupo de amigos, para ver una cosa en la televisión, una efeméride, así nos juntamos Carlos “Pulpi” Gutiérrez, David “Graderíos “ Domenech y no recuerdo si Xavi Pardos también corría por allí, en fin para que estéis aun mas situados, corría el 12 de abril de 1992, año olímpico para más señas, es mas estaría dispuesto a decir que año de las mejores olimpiadas de todos los tiempos modernos, pero vaya no nos vayamos por las ramas, porque ese 12 de abril, toda nuestra atención, estaba centrada, en una ciudad, en un deporte, en el deporte que tanto yo como mis amigos más amamos y disfrutamos, si lo habéis adivinado, el baloncesto, ese deporte del balón naranja, y nuestra atención, estaba a km de casa, pero a escasos 2 metros de nuestras caras, en un televisor viejo, de 17 pulgadas, con unas cervezas y refrescos, y la atención en lo que sucedía en la antigua Constantinopla, en el actual Estambul.
Antes del momento cumbre, evidentemente nos tragamos el partido para el tercer y cuarto puesto, que fue un Philips de Milán 99 Estudiantes 81, una lástima que ahora el estudiantes este más cerca de bajar a LEB que no de jugar F4, pero eso es harina de otro costal, la guinda de ese 12 de abril, era, la final, la final de la final four, la máxima expresión europea de baloncesto, y allí estaban dos equipos que seguramente, a priori, no eran los más grandes favoritos, por un lado, el Partizan de Belgrado, con 2 futuros cracks en sus filas, los indomables Danilovic y Sasha Djordjevic, por el otro lado, el Joventut de Badalona, y equipo que de mis odios preferido, de los allí presentes, David era propenya, Carlos pro-estudiantil yo anti-penya y si estaba Javi…seria creo, también más bien anti-penya, el partido fue muy emocionante, con un Tomas Jofresa esplendoroso por parte de la penya con unos 18 puntos, pero se llego al final, con el marcador ajustado, Tomas se jugó un balón, y anoto su punto 18, en ese momento el marcador marcaba un 68 a 70…i 5 seg por jugar…para muchos 5 seg es nada…para otros…un mundo inacabable, una eternidad, en mi casa, la canasta de Jofresa, hacia que un tío de 199 cm saltara de alegría, David estaba pegando botes tocando casi el techo a cada salto, yo estaba tumbado en mi cama, maldiciendo la mala suerte o buena de que la hubiera metido pero comentando que aun había tiempo, mientras unos y otros celebraban o maldecían, quedaban aun 5 largos segundos, tiempo para dar 4 botes, recorrer casi los 28 m de distancia de un aro a otro, y para poder armar, lo que luego se ha conocido como “El tiro perfecto”, Sasha Djordjevic cogió el balón, voló, y cruzo el campo en 4 botes, salto desde la línea de 6,25, se encaro, coloco a la perfección su cuerpo, equilibro el tiro con sus piernas…y hizo que David, dejara de saltar y gritar, y que yo me levantara de un salto de mi cama…y tocara con el coco el techo de mi casa, sin hacerme daño, pero de un salto toque el techo, ese momento, esa canasta, esa sensación es la que a todos los que practicamos este deporte nos gustaría experimentar, el meter esa canasta ganadora, y si encima es en un partido importante mejor.
Hoy día, se discute sobre si el baloncesto vende en TV o no…yo, recordando ese momento, creo que si lo hace, es el mejor espectáculo del mundo, y en tan solo 5 segundos, el mundo puede dar un vuelco total, con partidos como este, sin duda se consigue, el nivel de emocion fue tal, que simplemente valio la pena esperar 39 min y 55 seg para ver esa jugada, y ojo diria lo mismo si el que la hubiera tirado fuese un verdinegro, simplemente fue la demostracion perfecta de que este es , para mi, el deporte perfecto.
Un momento inolvidable del baloncesto europeo. Y qué pelazo se gastaba Djorjevic. Recuerdo un reportaje, creo que en el Inform Robinson, en el que hablaba de que había visualizado ese lanzamiento toda su vida.
Saludos desde Puertatrás
Si un momentazo