Hace unos días, quedo toda Europa, y todo el mundo occidental, traumatizado por una imagen la de un niño muerto, ahogado en el mediterráneo, y que había llegado a la playa, flotando, para embarrancar en las costas griegas.

Ese niño, de 3 años, ha removido conciencias de miles de europeos, ha removido estómagos de miles de personas, ha provocado lágrimas en miles de padres, ese niño, se llamaba Aylan Kurdi.
La verdad, por eso, es que la imagen, de Aylan, en la playa, es dura, pero no deja de ser una pequeña tragedia, dentro de una gran tragedia, no deja de ser un nombre mas, dentro de la gran tragedia que a diario, ocurre no solo en el mediterráneo, si no en Siria, en las zonas dominadas por el ISIS, etc., etc.
Salía otro crío, de 13 años, sirio, hablando y sus palabras, eran claras, ellos no quieren ir a Europa, ellos quieren quedarse en su país, pero en su país…los matan, así que la única solución, es escapar de una muerte casi segura, para emprender una huida…que tiene un gran posibilidad de que acabe en muerte.
No quiero hablar mucho de este tema, es ahora mismo sensacionalista, pero pensemos una cosa, esta gente, no se va de su país por gusto, no abandonan su casa, su trabajo, su negocio, su vida, por gusto, lo abandonan para poder sobrevivir, no son inmigrantes ilegales que buscan una vida mejor en Europa, son refugiados que huyen del horror de la guerra, del horror del Isis, del horror de Bashar Al-Assad, son refugiados, que buscan no vivir…sobrevivir.
Quizás, seria bueno, que tan solo por un minuto, nos pusiéramos en su piel, pensar en como nos gustaría que nos tratasen a nosotros, si fuéramos ellos, si cruzáramos la frontera de cualquier país, con nuestros hijos a hombros, y con todas nuestras pertenencias en una mísera maleta.
Pensemos que por un minuto, el niño de la playa, no se llama Aylan Kurdi, que no es de tez tostada, si no que es blanco, de cabellos oscuros o rubios, y que su nombre, es el de nuestro hij@.
Quizás empieza a ser hora, de exigir a nuestros gobiernos, que se muevan, que acojan en condiciones humanitarias a este alud de refugiados, que les demos una esperanza de vida, en definitiva, que acabemos de una puta vez con su sufrimiento, y que una vez a salvo, hagamos algo, para acabar con la causa de ese sufrimiento, porque toda esa gente, no quiere ir a Europa, quieren vivir en su tierra, en su casa.

Aylan Kurdi no es el nombre del niño de la playa, porque el niño de la playa, tiene mil nombres, y uno de ellos, podría ser el de uno de nuestros hijos, por tanto, no permitamos que haya más Aylan Kurdi.
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