Han pasado ya unos días desde el atentado en Paris, es más, he querido dejar pasar unos días, para no hablar en caliente, para dejar que se enfrié un poco la cosa, pero lo cierto, es que aun están muy recientes, demasiado recientes.
Durante estos días, hemos visto que la gente, se ponía la banderita de Francia, que se solidarizaba con el pueblo francés, pero también voces, que criticaban que solo pase esto, cuando los atacados, son ciudadanos europeos, y no cuando la matanza es en Siria, Irak o cualquier otro país.
Se llamaba LUDOVIC BOUMBAS y es de lo poco que merece ser recordado de los atentados…porque a diferencia de sus asesinos, el dio su vida….por salvar vidas..
Bien partiendo de que todo acto terrorista, es deleznable, si es cierto que sentimos más, y nos afecta más, un atentado de gente occidental, que de gente de otros lares, será, seguramente porque nos identificamos más con un parisino, que no con un siriano o iraquí, personalmente me causa la misma indignación, pero no es menos cierto, que me siento más cercano a la victima de Paris, que no a la de Kabul.
Dicho esto, no puedo entender que alguien, desee matar a otros, y todo ¿porqué? ¿ Porqué? Su ser imaginario es mejor que el mío¿?, porque su dios es mejor que el mío¿?, vamos a ver, la religión no son más que normas éticas, de comportamiento, nada más, y pienso que si una religión, un dios, te dice que mates en su nombre, es que no es un dios demasiado bueno.
El problema, en este caso, es que es imposible dialogar con los terroristas islamistas, por no respetar, no respetan ni su propia vida, porque algunos se inmolan con cinturones de explosivos, como le podemos pedir a ese sujeto (me niego a llamarlo persona) que respete o tenga empatía para con el resto.
El único dialogo que entienden estos sujetos, pesa unos 10 gramos, se mueve a algo menos de 340m/s y está hecho de plomo, es la forma en que dialogan, a balazos, y es por desgracia, la única forma que hay de entenderse con ellos, disparando.
La verdad, cuando leo las atrocidades que cometen, se me caen las pelotas al suelo, 2 niños crucificados por no ayunar en el ramadán, 200 críos ametrallados por ves a saber que, homosexuales lanzados desde lo alto de edificios, apedreamientos de mujeres violadas, ejecuciones masivas y sádicas.
Porque no nos engañemos, los del ISIS, no son musulmanes, son sádicos, sádicos que disfrutan haciendo sufrir a los demás, causándoles un dolor insoportable, y haciendo que el resto vean las terribles torturas a las que someten a sus prisioneros.
No es religión, es simplemente sadismo, sadismo desatado, y sin límites, y lo peor, hay gente que se deja seducir por esas ideas, y eso es lo primero que deberíamos combatir, que un imán, pregona que hay que pegar a la mujer, o que hay que ir a la guerra santa, se le coge, y se le echa del país, que alguien tiene ideas terroristas tres cuartos de lo mismo, y ahí, la comunidad musulmana de bien, (que son la inmensa mayoría) debería tomar cartas, y ser la primera en denunciar a estos grupúsculos que solo hacen que sembrar odio.
Paris está muy reciente, 129 personas han fallecido, hay no sé cuantos heridos, y lo peor, son 129 muertes sin sentido, como lo son todas las que fallecen a manos de un terrorista, sean de Paris, de Kabul o de donde sean, me quedo con una frase que he leído estos días:
Nacimos iguales, y luego, el dinero, la raza y la religan, nos separo…y yo añado…morimos iguales…porque de hecho…somos todos iguales…da igual si yo soy alto rubio y de ojos azules o si soy de tez morena, ojos oscuros y magrebí….somos iguales, porque somos personas…aunque eso a más de uno….le pese.
cosasdejordi 
Antoine Leiris, periodista, perdió a su mujer en los atentados. Fue asesinada por los terroristas en la sala Bataclan. Antoine ha escrito una emotiva carta en Facebook, que se ha hecho viral.
«El viernes me robastéis la vida de una persona excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo. Pero no tendréis mi odio. No se quiénes sois y no quiero saberlo, sois almas muertas. No os haré ese regalo de odiaros. No responderé con odio y cólera. No tendré miedo, no dudaré de mis conciudadanos, no sacrificare mi libertad por la seguridad. Habéis perdido.
La he visto esta mañana, por fin, después de noches de espera. Estaba tan guapa como cuando se fue, el viernes, tan bella como cuando me enamoré perdidamente de ella, hace más de 12 años.
Por supuesto que estoy devastado por el dolor. Os concedo esa pequeña victoria, pero dudará poco. Se que ella nos acompañará todos los días y que nos encontraremos en el paraíso de las almas libres al que nunca podréis acceder.
Somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo. Ya no tengo más tiempo para vosotros, tengo que despertar a Melvil de su siesta. Sólo tiene 17 meses. Va a merendar, como todos los días, después jugaremos como todos los días y toda su vida este niño luchará para ser feliz y libre.
Tampoco tendréis su odio».
sin duda la actitud del autor de la carta es admirable, pero yo no sería capaz, me podría el sentimiento de venganza, pero ojo no indiscriminado, sino contra los que fomentan y comenten este tipo de actos