Estoy viendo, ahora mismo una película, el último samurái, película que me encanta, que no me canso nunca de volver a ver y que tiene cosas que me maravillan.
Me maravilla como alguien de fuera, un americano en este caso, consigue hacerse suyas costumbres que no lo son, como se integra en una sociedad que es completamente distinta a la suya.
Me maravilla que alguien, por defender algo que considera propio, no se rinda, me maravilla que aunque sepa que no hay nada que hacer, que no va a ganar, se ponga al frente y que no dé ni un paso atrás ni para coger impulso.
Pensareis que habla este de películas hoy, pero lo cierto es que hoy no voy a hablar de películas, pero un poco si de su mensaje, y de su mensaje aplicado a eso que a mí me apasiona, el baloncesto.
Quizás, el entrenador del FC Barcelona de baloncesto, el sr Bartzokas, debería coger esta película y verla, y una vez vista, coger a todos y cada uno de sus jugadores, y volver a ponérsela, y cuando la hayan visto uno por uno, en solitario, juntarse todos, y verla en conjunto, y analizarla.
El baloncesto es como la batalla final de la película, una batalla en este caso, en que sabes que uno de los dos, no puede ganar, es más, uno de los dos, no puede perder, porque simplemente es muy superior.
Eso me ocurrió a mí, con el cadete preferente del SESE, fuimos a campo del Barça, y pese a que sabíamos que no podíamos ganar, lo intentamos, pese a que sus fuerzas eran mucho mejores, les plantamos cara, les obligamos a tener que demostrar que eran mejores.
El viernes pasado por desgracia vimos que hay equipos, que hay jugadores, que deberían ver esta película, porque esta película te dice una cosa, una cosa, que en general yo aplico a todo, y esa cosa es que rendirse no es una opción, que rendirse, no se contempla, bajar los brazos esta simplemente fuera de lugar.
Quizás si los jugadores del Barça hubieran visto esta película hubieran perdido igual, pero lo hubieran hecho como lo hicimos con el cadete del SESE, que perdimos de 50 contra el Barça, pero con honor, con orgullo, porque nosotros no perdimos la batalla, no perdimos el partido, nos lo ganaron, y para hacerlo tuvieron durante 3 cuartos largos, que mear sangre, que luchar cada balón, al final simplemente no podíamos mas, y por físico y talento, nos dieron un palizón.
Pero de aquel campo, del picadero, salió un equipo con honor, con valentía, y con la cabeza muy alta, algo que el primer equipo del Barça de basket no pudo hacer el viernes, pero para que eso pasara, quizás Bartzokas hubiera tenido que ver el ultimo samurai
Pertenezco al guerrero en lo cual se ha unido lo viejo y lo nuevo
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